#54 - ¿Qué podemos aprender sobre la historia de Uruguay para legalizar psicodélicos?
Argentina, Brasil y Uruguay podrían convertirse en un polo de investigación y regulación de los psicodélicos a nivel global.
Hoy escribo sobre una reflexión sobre el potencial de Latinoamérica con respecto al ecosistema psicodélico y como Argentina, Brasil y Uruguay podrían iniciar un camino para impulsar la investigación, la psicoterapia asistida y la economía de un mercado que está en auge.
Y además te dejo un resumen (en audio a continuación) de una nota que me hicieron esta semana sobre reducción de riesgos y daños y la cuestión de la política de drogas.
¿Legalizar el cannabis acaba con la venta ilegal?
A sólo 10 años de la legalización en Uruguay, el consumo legal superó al ilegal. Han pasado 10 años desde que nuestro país vecino se convirtió en el primero del mundo en legalizar y regular todos los usos (adultos, industrial y medicinal) del cannabis. Si bien es difícil comparar al país con otras naciones, con el objetivo de observar y copiar resultados, la experiencia uruguaya brinda al resto del mundo buenos datos para la reflexión.
La principal tiene que ver con la “ruptura” del narcotráfico, al fin y al cabo, poner fin a la venta ilegal de la sustancia fue el principal motivo que llevó a Mujica, presidente de ese entonces, a firmar la legalización.
Sin embargo, no fue hasta 2023 que la iniciativa cambió el rumbo del consumo. Aunque sea modestamente (hablamos del 51%), la mayoría de los consumidores de cannabis prefieren comprarla por canales legales, renunciando al mercado no regulado. Los hábitos de toda la vida no cambian de la noche a la mañana, ni con la buena voluntad del gobierno que, desde el inicio de las ventas legales, ha eximido a las empresas de cannabis del pago de impuestos.
Durante mucho tiempo, en el mercado regulado sólo se podían comprar dos variedades psicoactivas de marihuana, ambas con una proporción considerada baja, hasta un 9% de THC. Ahí es donde el gobierno cometió un error, porque mientras restringió el acceso a variedades más potentes, el mercado paralelo siguió funcionando con opciones variadas de mayor potencia.
La mayor lección, incluso en un mundo regulado, es que si hay prohibiciones, siempre habrá un atajo para sortear los bloqueos impuestos. Por lo tanto, si realmente existe un compromiso para eliminar el tráfico de drogas, los gobiernos deben adaptarse a la realidad del consumo.
Una vez entendido el asunto, las cosas empezaron a cambiar cuando los reguladores revisaron su estrategia y decidieron introducir en el menú una nueva variedad, con un 15% de THC. La apuesta, esta vez más certera, impulsó un aumento del 15% en el número de ciudadanos inscriptos en el programa que autoriza el acceso legal al cannabis, y registró un aumento del 19% en la venta de cannabis en farmacias. Una simple encuesta en aquella época le habría ahorrado al gobierno mucho tiempo.
Uno de los fenómenos más importantes del proceso fue el cambio en la opinión pública uruguaya, que hace 10 años sólo tenía un 40% de los ciudadanos a favor de la legalización, pero tuvo tiempo de madurar en la última década y actualmente alcanza el 66%.
Un logro importante, que demuestra que la aceptación social respecto al uso de cannabis tiende a ser más favorable a medida que avanza el proceso regulatorio y, así, promueve acciones de educación y reducción de daños.
Una población bien informada, que vive la realidad de la legalización, claramente tiende a volverse más favorable a la agenda. Esto se observa, además de en Uruguay, también en Estados Unidos y Canadá, donde año tras año crece el número de ciudadanos que aprueban la liberación de la planta.
Otro es el caso de nuestro vecino y el más grande de Latinoamérica, Brasil, donde aún el cannabis no es legal. Según una encuesta de Datafolha de septiembre de 2023, sólo el 22% de los brasileños estaban a favor del uso recreativo y el 76% aprueba el uso medicinal del cannabis. Con estas cifras, sería posible probar una regulación sólida, de modo que, dentro de unos años, se pueda observar la respuesta de la población brasileña a la experiencia práctica.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, hay una cosa que no se puede evitar: los políticos son actores centrales en la historia de todas las regulaciones del cannabis en todo el mundo. Milton Romani, Sebastián Sabini y Julio Calzada se encuentran entre los agentes públicos más importantes de la legalización uruguaya.
Si bien mucho se habla de Pepe Mujica, quien como presidente (nadie lo puede negar) jugó un papel fundamental en toda esta trama, no podemos ser inocentes de pensar que todo lo hizo solo.
Para un país con poco más de 3,5 millones de habitantes, la industria nacional del cannabis en Uruguay no se ha desarrollado de manera ejemplar, ya que la mayor parte está enfocada en la producción para atender los mercados internacionales. Fue así como el país se convirtió en el mayor proveedor de cannabis del mundo, exportando una media de 17 toneladas anuales a países como Portugal, Alemania y Países Bajos. Sólo en 2023, envió 15 toneladas de flor de cannabis a Estados Unidos por la suma de 5,3 millones de dólares.
Uruguay viene aprovechando las posibilidades del mercado exportador prácticamente en solitario, sin embargo, el auge podría terminar en cuanto Brasil y Argentina entren en carrera. Con las características de suelo y clima, además de una enorme cantidad de tierra disponible para el cultivo, los dos países más grandes de Sudamérica tienen todo para convertirse en los principales exportadores de la planta en el mundo.
Sin mucho espacio para crecer, la industria del cannabis en Uruguay no debería sorprender con grandes cifras en el futuro, sino con la continuación de políticas de vanguardia en materia de psicodélicos por ejemplo.
Actualmente, el país estudia la viabilidad de legalizar el uso de sustancias psicodélicas para psicoterapia asistida. Según el director de la Secretaría Nacional de Drogas, Daniel Radío, el siguiente paso para regular las sustancias psicoactivas será trabajar con psicodélicos, especialmente con psilocibina (hongos).
Ya existe un proyecto de ley propuesto por el senador Juan Sartori, que sugiere autorizar el uso de psicodélicos, bajo prescripción médica y con fines científicos. La propuesta incluye psilocibina, ibogaína, mescalina, DMT y MDMA. Será interesante seguir la experiencia uruguaya y observar cómo Brasil y Uruguay podrían llegar a convertir a Sudamérica un polo global psicodélico.
En Brasil, el uso legal de la ayahuasca en contexto religioso ya está aprobado hace varios años y se posiciona como un polo científico psicodélico detrás de Estados Unidos e Inglaterra.
En Argentina, seguimos esperando que el debate sobre psicodélicos abra su camino. Mientras tanto el gobierno actual atenta contra el programa nacional de cannabis medicinal.
Para participar
Este próximo fin de semana iniciamos una serie de encuentros hosteado por la Asociación Psicodélica de Argentina. Una experiencia llena de arte, ciencia, prácticas somáticas y diálogos profundos e inspiradores!
Primero, presentación del libro recientemente editado “VIVA LA PEPA!” que narra la historía del LSD en el ceno del psicoanálisis argentino, una época muy distinta a la actual. Luego, un concierto conceptual de la mano de dos dj´s que tocarán en vivo y terminamos con una fiesta.
El encuentro es el sábado 16/03 en Buenos Aires y podés adquirir tus entradas en el siguiente link.