#48 - Riesgos del consumo recreativo: mezclando música y drogas.
Investigan el genoma de la psilocibina hasta el asteroide que mató a los dinosaurios. Terapia asistida por MDMA para el trastorno de estrés postraumático.
Hoy escribo una revisión sobre varias investigaciones sobre el MDMA, su relación con la música y su potencial adictivo a la experiencia.
Necesitamos entender los mecanismos fisiológicos, farmacológicos y psicológicos que conducen al consumo de MDMA en entornos sociales y musicales, como las fiestas de música electrónica. Esto nos proporciona una base para la prevención de situaciones potencialmente mortales. Sólo a través de este entendimiento se podrán tomar acciones adecuadas para seguir encontrando medidas preventivas y desarrollar una legislación apropiada para acompañar el consumo de MDMA en contexto recreativo de forma más segura.
Sumado a estas investigaciones es necesario entender sobre la adulteración de las sustancias en el mercado clandestino que potencian los riesgos. Recientemente, la reaparición de opioides sintéticos muy potentes, como el fentanilo por ejemplo, combinado MDMA (principalmente en formato de pastillas) ha contribuido a las muertes relacionadas con el consumo de MDMA en festivales de música.
Además escribo sobre una investigación que podría explicar que la psilocibina existe en los hongos antes de que los humanos aparecieran en la tierra. Y al final sobre una investigación sobre el uso de terapia asistida por MDMA para el trastorno de estrés postraumático.
INVESTIGACIÓN
Rastrean el genoma de la psilocibina hasta el asteroide que mató a los dinosaurios.
Un equipo de investigadores de la Universidad y el Museo de Historia Natural de Utah en Estados Unidos acaba de completar el mayor estudio de diversidad genómica de hongos del género Psilocybe, los hongos psicodélicos apreciados por sus efectos desde hace generaciones.
Los investigadores descubrieron que la psilocibina surgió mucho antes de lo que se pensaba: hace unos 65 millones de años, exactamente cuando el asteroide que mató a los dinosaurios provocó una extinción masiva, y establecieron que la psilocibina se sintetizó por primera vez en hongos del género Psilocybe, con cuatro a cinco posibles transferencias horizontales de genes a otros hongos de hace 40 a 9 millones de años.
El análisis reveló dos órdenes de genes distintos dentro del grupo genético que produce la psilocibina. Los dos patrones genéticos corresponden a una antigua división del género, lo que sugiere dos adquisiciones independientes de psilocibina en su historia evolutiva. El estudio es el primero en revelar un patrón evolutivo tan fuerte en las secuencias genéticas que apoyan la síntesis de proteínas psicoactivas.
Bryn Dentinger, curadora de micología del Museo de Historia Natural de Utah y autora principal del estudio, dijo que si “la psilocibina termina siendo este tipo de fármaco milagroso, será necesario desarrollar terapias para mejorar su eficacia. ¿Y si ya existe en la naturaleza? Existe una gran diversidad de estos compuestos. Para entender dónde están y cómo se producen, necesitamos hacer este tipo de trabajo molecular para utilizar la biodiversidad en nuestro beneficio”.
El ADN de Psilocybe del estudio provino de especímenes de colecciones de museos de todo el mundo, con 23 de los 52 especímenes identificados como “espécimenes tipo”, el estándar de oro que designa una especie con la que se miden todas las demás muestras.
Por ejemplo, digamos que identificamos un hongo silvestre como cierta especie de Cantharellus (uno de los más recolectados por sus propiedades gastronómicas); estás apostando a que el hongo que recogimos es el mismo que el material físico que se encuentra en un museo. El trabajo molecular de los autores sobre especies tipo es una contribución importante a la micología porque establece una base confiable para todos los trabajos futuros sobre la diversidad de Psilocybe en taxonomía. Los especímenes tipo representan cientos de años de esfuerzos colectivos de miles de científicos para documentar la diversidad, mucho antes de que la gente pensara en el ADN.
Nadie ha secuenciado especímenes tipo de hongos con psilocibina a esta escala, y a partir de esta investigación podemos producir datos moleculares y genómicos estándar sobre los tipos de Psilocybe para que la gente los compare.
Basados en sus nuevos hallazgos, los investigadores ahora están preparando experimentos para probar una teoría alternativa que llaman la “Hipótesis de los Gasterópodos”.
El momento y las fechas de divergencia de los Psilocybe coinciden con el límite Cretácico-Paleógeno, el marcador geológico del asteroide que abandonó la Tierra en un invierno brutal y prolongado y mató al 80% de toda la vida. Dos formas de vida que prosperaron durante la oscuridad fueron los hongos y los gasterópodos terrestres. La evidencia, incluido el registro fósil, muestra que los gasterópodos experimentaron una enorme diversificación y proliferación poco después de la colisión del asteroide, y se sabe que las babosas terrestres son los principales depredadores de los hongos. Con la datación molecular de los Psilocybe realizada por el estudio hace unos 65 millones de años, se cree que es posible que la psilocibina haya evolucionado como un elemento disuasorio para las babosas.
Ha habido muchos cambios en el orden de los genes a lo largo del tiempo, y esto proporciona algunas herramientas nuevas para la biotecnología. Si se busca una manera de expresar los genes para producir psilocibina y compuestos relacionados, ya no es necesario depender de un solo conjunto de secuencias genéticas para hacerlo. Ahora existe una enorme diversidad que los científicos pueden observar en busca de propiedades o eficiencias diferentes”, mencionó Dentinger.
Este estudio fue financiado en parte por la empresa Fungi Perfecti del famoso micólogo Paul Stamets y por el trabajo de Giuliana Furci de la Fungi Foundation de Chile.
REDUCCIÓN DE DAÑOS
Buscando la felicidad y el riesgo del consumo recreativo: comprensión de los mecanismos de mezclar música y drogas.
Con el aumento de personas que asisten a festivales de música cada año, algunos recurren a sustancias como la 3,4-metilendioximetanfetamina (MDMA) con el objetivo de mejorar la experiencia.
Se sabe que el MDMA activa áreas del cerebro de la vía de recompensa mesolímbica dopaminérgica, como el pálido ventral, el cuerpo estriado ventral y el núcleo accumbens. Además, la percepción de música con consonantes positivas también aumenta la activación de áreas similares de la vía mesolímbica a las activadas por la MDMA, reforzando así cualquier conducta adictiva durante el consumo de MDMA en festivales de música.
Recientemente, la reaparición de opioides, como el fentanilo por ejemplo, combinado MDMA (principalmente en formato de pastillas) ha contribuido a las muertes relacionadas con el consumo de MDMA en festivales de música.
Esta investigación llevada a cabo hace varios años evalúa la evidencia de hiperactivación de la vía mesolímbica tanto por MDMA como por estímulos musicales mediante el consumo simultáneo. A través de esta hiperactivación se liberan continuamente grandes cantidades de dopamina que aumentan las posibilidades de desarrollar adicción al consumo de MDMA en ambientes musicales. Comprender los efectos de estos estímulos en su conjunto puede impulsar más investigaciones sobre posibles terapias y una legislación adecuada sobre regulación de drogas para evitar más muertes por sobredosis en festivales de música.
El MDMA es una droga recreativa (una anfetamina sustituida y un psicodélico empatógeno) que afecta al cerebro para inducir cambios en el estado de ánimo y la percepción al estimular una mayor liberación y una recaptación más lenta de serotonina ( el grupo de receptores 5-HT), norepinefrina y dopamina. El famoso “extasis” activa en gran medida los sistemas de recompensa y emoción dentro del cerebro, lo que permite a los usuarios sentirse más conectados con quienes los rodean y intensificar sus sentidos hacia el mundo externo.
Combinando los efectos psicoactivos de esta sustancia con las atmósferas estimulantes de los sentidos de los festivales de música, las personas que la consumen reportan altos niveles de felicidad y euforia mientras experimentan los estímulos visuales, auditivos y táctiles que se les presentan en tales eventos. Por el contrario, algunos efectos del uso de MDMA incluyen paranoia, aumento de la temperatura corporal y sudoración profusa; los dos últimos se asocian con causas comunes de muerte y casos adversos.
Con la creciente popularidad del consumo de MDMA (es hoy junto con el cannabis la droga más consumida en contexto recreativo) en los festivales de música, la producción se ha vuelto cada vez más peligrosa debido a la mayor demanda, lo que obliga a los productores clandestinos a combinarla con otras sustancias, como la cocaína, las catinonas y en los peores casos, con opioides como el fentanilo. La mezcla de sustancias hace que el consumo sea más nocivo para los usuarios y aumenta el riesgo de sobredosis y muerte provocadas por estas sustancias. El problema principal no es el MDMA en si, sino el policonsumo junto con los adulterantes. Hace un tiempo escribí sobre los testeos realizados por el principal servicio de reducción de riesgos de Canadá, donde explican el detalle de las muestras que realizan y los riesgos potenciales que conllevan.
Aunque la sobredosis relacionada con el consumo de MDMA ha recibido una amplia atención de los medios de comunicación en todo el mundo, hay un aumento constante en el número de usuarios que lo consumen cada año con la esperanza de pasar un buen momento, pero sin conocimiento de lo que estan tomando, mientras asisten a un festival de música.
Se sabe que los estímulos auditivos musicales y los estimulantes psicoactivos como la MDMA promueven la felicidad en el usuario (Bedi, Phan, Angstadt y de Wit, 2009). Comprender los mecanismos de cómo funcionan el MDMA y los estímulos musicales y dónde pueden interactuar podría conducir a una mejor comprensión de los factores que motivan la combinación de los dos y podría conducir potencialmente a soluciones para prevenir la sobredosis fatal causada por el consumo de MDMA en festivales de música.
Al tener el estímulo de la música, del conexto grupal de una fiesta y del MDMA impactando simultáneamente en el “estado de felicidad” del individuo, se cree que la posibilidad de desarrollar una adicción conductual aumenta a través de la sobreproducción y la activación continua de las neuronas dopaminérgicas.
Los sonidos se amplifican a través de los canales y membranas de la vía auditiva y luego se codifican en la cóclea en señales neuronales que se envían al cerebro a través del nervio coclear. El tono del sonido está codificado en la cóclea, desde los tonos más bajos en la base de la cóclea hasta los tonos más altos en el ápice. La percepción de la música se forma dentro del cerebro después de la recepción de la codificación del tono coclear enviada desde la cóclea. Las combinaciones de tonos percibidas al escuchar música son el estímulo físico que el cerebro interpreta una vez recibido por el sistema auditivo.
En múltiples estudios, la música ha sido clasificada en diferentes categorías con respecto a su sonido percibido: disonante o consonante, alegre o temerosa, feliz o triste. Con estas clasificaciones, los investigadores distinguieron los tipos de sonido percibidos durante la escucha musical que podrían provocar sentimientos de recompensa o evocar emociones. Esto también es muy claro en la música evocativa utilizada en contexto de ceremonias chamánicas y en terapia asistida con psicodélicos.
En la percepción de estímulos musicales se activan múltiples regiones y estructuras, entre ellas el hipotálamo, el hipocampo, la amígdala, el estriado ventral, el área motora presuplementaria, el núcleo caudado, el pálido ventral y la corteza auditiva (Menon & Levitin , 2005). Juntas, estas regiones interactúan para producir respuestas emocionales y motoras en el individuo que percibe los estímulos musicales. Esto incluye la sensación de emociones felices o tristes y funciones motoras que ayudan a fortalecer la percepción de los estímulos.
El hipotálamo actúa como centro para diversas funciones del cuerpo humano, controlando funciones corporales somáticas como la frecuencia cardíaca, la regulación de la presión arterial, la liberación de neurotransmisores (incluidos neurotransmisores como la oxitocina), el aprendizaje, el sueño y la memoria junto con el hipocampo. A través de la activación hipotalámica y del hipocampo, los estímulos musicales pueden inducir recuerdos relacionados con el estímulo musical en cuestión, como experiencias personales. Pueden inducir sentimientos de vinculación entre individuos a través de la liberación de oxitocina y pueden desencadenar una respuesta corporal aumentada o disminuida en congruencia con la activación de la amígdala al alterar el umbral de una respuesta de miedo, además de cambiar la presión arterial interna y la frecuencia cardíaca (Koelsch, 2010).
Mediante la activación del núcleo accumbens, los estímulos musicales pueden producir un sentimiento reforzado de recompensa y, por tanto, el deseo de mayor consumo de los estímulos; aumentando la motivación del individuo para buscar el estímulo aplicado en momentos posteriores (Blood & Zatorre, 2001). Osea volver a buscar la experiencia de combinar MDMA y música que genere placer. Curiosamente, los estímulos musicales también tienen la capacidad de activar el pálido ventral, que se activa en momentos de conducta adictiva en una actividad inducida por la recompensa.
El consumo de MDMA desencadena una activación anormal de la vía mesolímbica, la vía cortical que involucra a las neuronas dopaminérgicas, al bloquear los transportadores de dopamina y desencadenar la liberación de mayores cantidades de la misma. En la vía mesolímbica, la dopamina es el principal neurotransmisor activador liberado que conduce a sentimientos de recompensa y al comportamiento condicionante de adicción. Los cuerpos de neuronas dopaminérgicas producen grandes cantidades de dopamina lista para ser liberada, lo que puede dar lugar a respuestas tanto físicas como sensoriales.
Las neuronas del núcleo accumbens se proyectan a áreas del cerebro que se activan principalmente en el control de la función motora. En la activación del núcleo, la activación secuencial reconecta los circuitos neuronales para los movimientos motores que pueden recuperar y aplicar el estímulo gratificante. No sólo se crean nuevos circuitos neuronales, sino que la activación constante de estas dos estructuras por el mismo factor externo puede fortalecer estos circuitos y dar como resultado un comportamiento adictivo. En el caso del consumo de MDMA, las acciones motoras (ejemplo: bailar al ritmo de la música electrónica) para usar y consumir la droga son las que llevan a los individuos a continuar con el comportamiento adictivo a la experiencia y a la sustancia.
La capa del núcleo accumbens es la principal responsable del efecto cognitivo inmediato del deseo y el disfrute del estímulo en interacción con MDMA (Cadoni et al., 2005). La capa es también el sitio en el que la mayoría de las neuronas dopaminérgicas que se proyectan desde la sinapsis, por lo tanto, el MDMA es capaz de activar excesivamente la capa del núcleo accumbens. Este exceso de activación resulta en última instancia en el refuerzo positivo para el consumo de MDMA.
Una vez ingerido, el MDMA actúa sobre las neuronas dopaminérgicas inhibiendo el transportador dopaminergico dentro de las sinapsis del núcleo accumbens. Esto da como resultado un aumento de la producción citoplasmática de dopamina, la estimulación de la liberación de dopamina y la inhibición de la recaptación y degradación de dopamina.
Con cantidades excesivas de dopamina presentes dentro de las sinapsis, esto en última instancia resulta en una sobreestimulación constante a través de una sobreproducción secuencial de dopamina (Orejarena, Berrendero, Maldonado y Robledo, 2009).
En consecuencia, la sobreestimulación dentro del núcleo accumbens puede eventualmente conducir a la desensibilización de la célula postsináptica por niveles regulares de dopamina. Por lo tanto, para percibir la recompensa y el placer, se necesitan mayores cantidades de dopamina a medida que pasa el tiempo durante el uso de MDMA, lo que se convierte en un ciclo negativo de desensibilización sobre las células postsinápticas.
A través del exceso de la motivación física y mental causada por el exceso de dopamina, los consumidores de MDMA pueden comenzar a buscar y consumir la sustancia con una frecuencia cada vez mayor. Así, los individuos que consumen MDMA no necesariamente son adictos a la droga en sí, sino a las sensaciones de placer que provoca su consumo. Hablando en criollo, adictos a la experiencia…
El efecto del MDMA sobre las emociones se produce principalmente a través de alteraciones dentro del cuerpo estriado ventral y la amígdala. El cuerpo estriado ventral participa en gran medida en la cognición y el refuerzo motivacional y de recompensa, mientras que la amígdala participa principalmente en la respuesta al miedo, la agresión y la ansiedad. Generalmente, el MDMA tiene un mayor efecto en ambas estructuras cerebrales en entornos sociales que en entornos solitarios (Hysek et al., 2014).
Se descubrió que los estímulos sociales positivos, como la sonrisa y la risa, percibidos por un individuo bajo la influencia de MDMA tenían una mayor activación del cuerpo estriado ventral a través de la activación de las neuronas dopaminérgicas. A través de esta activación, el consumidor de MDMA siente una mayor sensación de placer, recompensa y afirmación positiva de su uso de la sustancia (Wardle & de Wit, 2014).
Además de aumentar la respuesta de recompensa, también se descubrió que el MDMA reduce el efecto de los estímulos sociales negativos, como la agresión y las expresiones faciales percibidas de miedo, en el individuo. Para lograr esto, el MDMA actúa sobre los transportadores de norepinefrina y los receprotes 5-HT dentro de la amígdala, bloqueando la recaptación de norepinefrina y serotonina a sus neuronas presinápticas y permitiendo que esos neurotransmisores actúen continuamente sobre sus receptores asociados en la célula postsináptica (Verrico , Miller y Madrás, 2006).
Con un mayor sentido de recompensa en entornos sociales y una disminución en la reacción a estímulos negativos, los individuos bajo la influencia de MDMA muestran un mayor sentido de compasión hacia los demás sin importar la situación (Hysek, Domes y Liechti, 2012).
Además, los usuarios también demuestran la capacidad de reconocer estados de ánimo positivos emitidos por otros usuarios, así como por personas amigables cercanas. Sin embargo, se ha planteado la hipótesis de que el uso de MDMA está relacionado con el aumento de los niveles de oxitocina, un neurotransmisor asociado con los vínculos y los aspectos sociales entre las personas. Hasta el día de hoy, no hay evidencia concreta sobre qué áreas específicas del cerebro se ven afectadas y qué papel desempeña la oxitocina durante el uso de MDMA.
Durante la percepción de sonidos agradables y estímulos a través de la música electrónica, los usuarios reportan sentimientos positivos, felices y aumentan su vínculo con los demás. En este caso, la activación del hipotálamo y el hipocampo se produce simultáneamente con la inhibición de la actividad de la amígdala. La activación del hipotálamo y el hipocampo da como resultado la minimización de la respuesta al estrés causada por la amígdala y fortalece las sensaciones de emociones positivas.
Curiosamente, la combinación de estímulos musicales junto estímulos visuales de luces fortalecen la activación positiva del hipocampo y el hipotálamo, lo que hace que los usuarios que consumen MDMA expresen mayores sensaciones de euforia. Además, el uso conjunto de musica y visuales aumenta aún más la presión arterial y la frecuencia cardíaca en comparación con los efectos ejercidos por sólo una de las señales. También junto con el aumento de las sensaciones de euforia y del ritmo cardíaco, se puede inducir una mayor liberación de oxitocina, lo que puede generar una sensación mayor de vinculación con los demás (Tarr, Launay, & Dunbar, 2014).
La activación continua y frecuente de estas estructuras provocada por el consumo de MDMA, los estímulos musicales y los estímulos visuales es lo que conduce al desarrollo de adicciones y conductas adictivas en base a la experiencia.
Al estar condicionados gradualmente a las cantidades relativas de estimulación para obtener recompensa en el consumo de MDMA en conjunto con la música, es común que los usuarios comiencen a buscar mayores cantidades de la sustancia o aumenten la frecuencia de su consumo. En consecuencia, estos usuarios corren un mayor riesgo de sufrir potenciales daños: sobreestimular la amígdala para provocar respuestas fisiológicas como aumento de la presión arterial, ataques de ansiedad o incluso convulsiones debido a la sobreexcitación (Meyer, 2013).
En los últimos años, las drogas utilizadas por los usuarios de drogas recreativas muestran que cada vez es más común la adulteración con opioides potencialmente mortales, como el fentanilo. El fentanilo es una de las drogas más mortíferas actualmente presente en el mercado clandestino, y solo fracciones de un miligramo son suficientes para matar a un adulto promedio.
Lamentablemente, también se ha observado en los últimos años que se han comenzado a encontrar trazas de fentanilo en tabletas de MDMA encontradas en festivales de música electrónica, lo que pone en mayor riesgo a los consumidores de MDMA en este entorno. Por lo tanto, los usuarios que consumen MDMA en entornos musicales tienen un riesgo mucho mayor debido al refuerzo de su recompensada adicción al consumo de MDMA.
Entender los mecanismos fisiológicos, farmacológicos y psicológicos que conducen al consumo de MDMA en entornos sociales y musicales, como las fiestas de música electrónica, proporciona la base para la prevención de situaciones potencialmente mortales. Sólo a través de este entendimiento se podrán tomar acciones adecuadas para seguir encontrando medidas preventivas y desarrollar una legislación apropiada para acompañar el consumo de MDMA en contexto recreativo de forma más segura.
INVESTIGACIÓN
Efectos de la terapia asistida por MDMA para el trastorno de estrés postraumático.
El renombrado psiquiatra y experto en trauma, el holandés, Bessel van der Kolk publicó un paper que explora los efectos de la terapia asistida por MDMA para el trastorno de estrés postraumático (TEPT) en el contexto de la autoexperiencia. Los resultados de este artículo se basan en el exitoso ensayo clínico de fase 3, aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo publicado a principios de 2023 y financiado principalmente por el MAPS.
La investigación demuestra la amplia evidencia de que las personas con trastorno de estrés postraumático experimentan una pérdida de sensación de seguridad, confianza y autoestima, mala regulación de las emociones, falta de un sentido coherente de uno mismo, dificultades para negociar conflictos interpersonales y autoevaluaciones negativas.
Van der Kolk encontró que el MDMA mejora significativamente los procesos mentales de la experiencia personal en comparación con el placebo. Este resultado es otra pieza del rompecabezas que ilustra cómo el MDMA mejora las capacidades psicológicas y, a su vez, facilita los resultados terapéuticos.